viernes, 6 de febrero de 2015

Creadoras

Trabajo realizado por:
Eva Rodrigo Miguel, Sara Martínez Tárrega, Carla Ricart Puchades y Marta Muñoz Parra. 

jueves, 5 de febrero de 2015

Conclusión

El desarrollo del estudio del Universo ha sido una constante en nuestra evolución histórica y la mayor parte de los países del mundo han hecho aportaciones importantes, lo más aparente sin embargo ha sido el vertiginoso uso de las nuevas tecnologías, las que han permitido estudiar no sólo los cielos desde la Tierra sino que el hombre, ingenioso, ha lanzado sondas a través del espacio, satélites alrededor de la Tierra, sondas lunares y planetarias, e incluso nos hemos atrevido a enviar mensajes a la espera de una respuesta extra solar y sondas que viajan hoy en día fuera del Sistema que nos alberga, lejos de la luz y el calor de la estrella que nos da la vida.
La majestuosidad del cielo nocturno nos ha atraído durante miles de años con la esperanza final de que se nos revele una razón para nuestra existencia en este lugar. 
El universo es increible y enorme y sin duda es algo que se debe estudiar mas a fondo.

El Sol

Para nosotros, el objeto más importante del cielo es el Sol, porque origina el clima terrestre y posibilita la vida. Sin embargo, es una estrella corriente, como los otros miles de millones de la Vía Láctea.
   Al igual que otras estrellas, el Sol es una enorme bola de gas caliente, compuesta sobre todo por hidrógeno (92,1%) y helio (7,8%). En su núcleo, las altas temperaturas y presiones fusionan el hidrógeno en helio liberando energía que se eleva lentamente hasta la superficie y que permite que el Sol brille.
   El calor y la luz solar son dañinos para la vista, por ello los astrónomos utilizan telescopios con filtros especiales para estudiar su superficie, llamada fotosfera. La fotosfera está dividida en gránulos, células formadas por corrientes de gas emitidas desde el interior del Sol. Hay pequeñas zonas oscuras intermitentes llamadas manchas solares y bucles gigantes de gas que salen de la superficie denominados protuberancias. A veces, se producen erupciones solares, potentes explosiones naturales en la fotosfera.
   El Sol no ha llegado ni a la mitad de su vida, le quedan 7000 millones de años hasta agotar el hidrógeno que transforma en helio; antes, se hinchará hasta ser una gigante roja y se deshará de sus capas exteriores, convirtiéndose en una enana blanca.



Meteoros y meteritos

Cada día, más de 180 toneladas de escombros espaciales entran en la atmósfera terrestre en forma de esponjosos granos de polvo, trozos de basura cósmica del tamaño de guisantes y, en ocasiones, pedazos de roca o hierro más grandes. Como estos objetos viajan a más de 13 km/s, la fricción con las moléculas del aire provoca que la mayoría de ellos estalle en llamas. El resultado es una brillante estela de luz llamada meteoro, o estrella fugaz, que antes de entrar en la atmósfera se conoce como meteorito.
   La mayoría de los meteoroides provienen de asteroides, cuerpos que orbitan sobre todo entre Marte y Júpiter, o de cometas, que trazan enormes órbitas elípticas por todo el Sistema Solar. Cuando los asteroides colisionan, se fragmentan en trozos que salen despedidos por el espacio. Por otro lado, al evaporarse el hielo de los cometas a causa de la luz solar, se desprende polvo. Este polvo se convertirá en un enjambre de pequeños meteoroides que pueden entrar  finalmente en la atmósfera terrestre. Algunos meteoroides formaban parte de la Luna o Marte y salieron despedidos cuando un gran asteoroide impactó en su superficie.
   Generalmente, los meteoritos son tan pequeños que caben en la mano, pero pueden ser más grandes que una casa. En el pasado, varios meteoritos gigantes originaron enormes cráteres en la Tierra. Sin embargo, hasta los pequeños pueden causar estragos; en 1992, uno golpeó un coche en Peekskill (Nueva York). Otro, mató a un perro cuando cayó en Egipto, en 1911.

Iluminación de asteroides

Para este proyecto se necesita una linterna, una habitación oscura y varias rocas, bolas y otros objetos. Algunos deben ser ásperos, otros suaves. Hay que cubrir uno de ellos con papel de aluminio.

  1. Pon los objetos en la mesa. Da unos pasos hacia atrás y alúmbralos con la linterna.
  2. Observa cómo cada uno de los objetos refleja distinta cantidad de luz.
  3. Mira cómo cambia el aspecto de cada objeto cuando se ilumina de frente o de lado.
Los científicos estudian los asteroides mientras rotan, mostrando cambios en las texturas y patrones de sombras y luces.

Asteroides

Entre Marte y Júpiter hay millones de asteroides, pequeños cuerpos irregulares de roca o metal que se originaron cuando nació el Sistema Solar y que en ocasiones se denominan planetoides. La fuerte gravedad de Júpiter impide que se agrupen para formar un planeta como la Tierra o Marte.
   El asteroide más grande es Ceres, de casi 1000 km de diámetro. Fue el primer asteroide que se descubrió en 1801. Ceres es redondo como los planetas rocosos, pero otros asteroides más pequeños tienen formas extrañas debido a que su gravedad no es lo suficientemente fuerte como para atraer a su materia y formar una esfera. Las naves espaciales que visitan los asteroides como Gaspra e Ida han descubierto que tienen superficies repletas de cráteres, cubierta por  una capa de roca fragmentada y polvo.
   No todos los asteroides orbitan en el Cinturón Principal. Los Troyanos viajan por la órbita de Júpiter y no chocan con este porque se desplazan a la misma velocidad que él. Otros asteroides tienen enormes órbitas elípticas que cruzan las de la Tierra y otros planetas grandes. Los astrónomos controlan estos asteroides, ya que si cayesen a la Tierra, el impacto originaría incendios forestales, tsunamis y grandes nubes de polvo y ceniza que bloquearían la luz solar durante meses.
   Nuestro planeta se formó a partir de innumerables colisiones de materia como la de los asteroides , por eso los científicos creen que su estudio puede despejar dudas sobre cómo era el Sistema Solar en un principio. La NEAR, una sonda para observar asteroides cercanos, visitó Eros en 2000 y puede que la sonda Hayabusa traiga una muestra de roca de un asteroide.
    



Colisión con la Tierra.
En el pasado hubo asteroides que alcanzaron la Tierra en numerosas ocasiones, pero el impacto fuerte más reciente tuvo lugar hace 65 millones de años. Provocó un cambio climático de tal envergadura que los dinosaurios se extinguieron.

Neptuno

Neptuno es el planeta gigante gaseoso que más lejos está del Sol. Se descubrió en 1846 cuando los astrónomos se percataron de que Urano no se movía por su órbita como debería.
Presumiendo que había un planeta desconocido que afectaba a Urano, John Couch Adams en Inglaterra y Urbain Leverrier en Francia calcularon, de forma independiente, dónde podría estar este planeta. Cuando los observadores Johann Galle y Heinrich d'Arrest lo comprobaron, descubrieron que el nuevo planeta estaba exactamente donde Adams y Leverrier habían predicho.

IMPRESIONANTE.
Aunque Neptuno se vio por primera vez en 1846, todavía no ha orbitado totalmente alrededor del Sol. Tarda 165 años en completar la órbita, así que hasta 2011 no la habrá finalizado.